Tales o Fibonacci se pasean por Santa Cruz. Las matemáticas invaden este barrio sevillano acompañadas de más de 400 alumnos de distintos colegios de Sevilla y la provincia en XIII Gymkhana Matemática.
¿Las matemáticas son divertidas? «En el instituto no, aquí sí», asegura una de las estudiantes participantes en esta jornada. Esta prueba se compone de un conjunto muy diverso de problemas llamados «in situ», ya que se puede resolver con la observación de distintos elementos presentes en la ciudad. Los alumnos, agrupados en equipos, deben encontrar y extraer de ellos su esencia matemática para poder responder a la pregunta que se les plantea. Para resolverlos deberán utilizar, aparte del bagaje matemático aprendido, su ingenio personal para encontrar la solución.
«Perseguimos con esta actividad que nuestros alumnos aprendan a desenvolverse, de forma autónoma por la ciudad, para desentrañar los diversos elementos matemáticos de todo tipo que se encuentran en ella», explica el coordinador de la actividad, Modesto Ruiz de Prado. «De forma indirecta, pretendemos que los participantes busquen y descubran, por ellos mismos, las claves patrimoniales e históricas que están presentes en las calles de una zona tan interesante como es el Barrio de Santa Cruz», añade.
Éxito de participación
Alumnos de la XIII Gymkhana MatemáticaMás de 4.000 alumnos han participado en las ediciones anteriores de la Gymkhana Matemática. Una jornada que los estudiantes agradecen por romper con la monotonía del día a día en el aula y en donde los profesores tienen la oportunidad de mostrar el valor práctico de sus enseñanzas.
«Intentamos que los problemas sean lo menos académicos posibles, que sean más imaginativos y de ideas felices», explica Modesto. Geometría y aritmética se entrelazan para dificultar la resolución de los 10 problemas de los que consta la prueba. «Ningún grupo ha conseguido superar todos los ejercicios», detalla el coordinador. «Está pensado para eso, para mejorar la dispersión de lo grupos y que no se concentren en un mismo espacio».
Los alumnos transitan por las intrincadas callejuelas de Santa Cruz. Se les reconoce por las camisetas y por las prisas. Portan calculadoras y hojas con las instrucciones. Se les ve por las esquinas y sentados en los bancos intentando resolver las cuestiones que se plantean. «Estamos un poco cansadas», asegura Marina Wei, una de las participantes y alumna del instituto Vicente Aleixandre. «Los problemas son muy complicados y lo más difícil es encontrar las pistas», añade su compañera Raquel Monge.
Lo mejor: «Salir de la clase y conocer a gente de otros institutos», explican ambas. Sus asignaturas preferidas: «Historia y Biología, a pesar de lo divertidas que son las matemáticas gracias a nuestra profesora, Celia Díaz», confirman. Junto a ella han ido entrenando estos meses atrás para conseguir un buen resultado en la gymkhana. «Hemos hecho un simulacro en el instituto y muchos fotoproblemas», desvelan las alumnas.
A principios de marzo conocerán los resultados. Los ganadores no tendrán premios, más allá de la parte correspondiente en la nota final de la asignatura. Los organizadores buscan un patrocinador que subvencione los galardones, algo que motivaría a los participantes, aseguran.
Pónganse a prueba
Uno de los problemas de la XIII Gymkhana MatemáticaY, para los lectores con ganas de ponerse a prueba, he aquí uno de los problemas que han resuelto los alumnos. ¿Se atreven a dar una respuesta?
En el centro de la Plaza de la Alianza se encuentra la fuente octogonal, con una serie de caños de entrada, exactamente iguales y con cara de león, y un desagüe en la base de la pila. Con el desagüe cerrado y uno solo de los caños echando agua, la pila tarda en llenarse completamente doce horas. Si después se cierra dicho caño y se abre el desagüe, la pila se vacía en doce horas. Si a las cuatro de la tarde abrimos el desagüe y todos los caños «leonados» de la fuente, ¿en cuántas horas volverá al llenarse la pila?